martes, 24 de mayo de 2011

De elefantes y aceitunas.

Fantasía electoral de una noche de primavera.

Son las nueve de la noche y en Antena Tres, que es la cadena que más me gusta porque sale Matías Prats, que me cae muy bien, están a punto de hacer públicos los primeros resultados de las Elecciones del 22 de Mayo.
Me siento junto a mi Virgi, me pongo por delante la bandeja con el sandwich de jamón de pavo que me toca en suerte, me sirvo una sin alcohol y barajo una enorme inquietud no exenta de ciertas dosis de curiosidad. Bueno, también abro una lata de aceitunas sin hueso.
Estoy nervioso y expectante. Me siento a la vez esperanzado y temeroso; extremadamente ansioso, podría decirse.
Empiezan a escupir los datos y yo, de manera casi simultánea empiezo a engullir mi sandwich. Los mencionados datos vienen este año ilustrados, para que los entiendan hasta los de la LOGSE, con una especie de “powerpoint” muy currado a base de barritas de colorines en 3-D . Cuando han transcurrido apenas unos minutos, es un hecho constatable que se comienza a mascar la tragedia en la sede del PSOE. En la calle Ferraz hay menos gente que en el “Club de Amigos de Aída Nízar”.
A juzgar por los sucesivos datos que se van conociendo y por alguna que otra imagen que sale en chiquitillo en un ángulo de la pantalla, la situación en la sede de los populares de Don Mariano y de Doña Sole es radicalmente distinta. En la calle Génova ya han encargado la sidra, están desempolvando los matasuegras y los pitos y seguro que corre adrenalina a raudales por las venas del siempre comedido Gallardón.
Virgi y yo compartimos algún que otro comentario inteligente, probablemente suyo, porque yo estoy liado con el jamón de pavo y me estoy reservando. En esto, que los de Antena Tres cortan y ponen un anuncio de nohequé. Me parece que es de un Peugeot, que seguro que es un coche lindísimo y tal, pero que esta noche me importa un huevo, sinceramente. Se pierde un poco el clímax.
Cuando vuelve a aparecer Matías, esta vez junto a Mónica Carrillo, que me gustaba más para el Principe que su colega Doña Letizia, todavía no han aparecido los datos relativos al escrutinio en Melilla. Mi cónyuge y/o esposa y yo, decidimos por común acuerdo trasladarnos momentáneamente a la tele del cuarto de los libros, que es donde no tenemos el Plus y por lo tanto, podemos ver Tele Melilla.
Surge altanero Juan Medina con una hartá de folios encima de la mesa. Lo escuchamos con vehemencia e interés y nos hacemos receptores del mensaje meridianamente claro: en Melilla, como hasta ahora, el PP va a seguir gobernando, como poco, durante otros cuatro años. Las huestes del Doctor Aberchán se sitúan a cierta distancia como segunda fuerza en la asamblea y el PSOE logra colocar en sendos escaños a Dionisio Muñoz y a su mariscal de campo, Gregorio Escobar. Para terminar, la formación del Doctor Velázquez desembarca en el palacio presidencial con una potencia de tiro estimada de dos escaños.
 El resto de formaciones se vuelven para casa con las banderas enrolladas y el ánimo contrito. Me recuerdan un poco a la Selección Española antes de la “Era Iniesta”. Quiero pensar yo que también se repliegan con el corazón contento por haber aportado un cierto coeficiente de ilusión y de esperanza al juego democrático.
-¿Listo, gordi?
-Listo, chata. Volvemos a base. Corto y cierro.
Por el camino hacía el salón, mi mente, que algunas  veces funciona a un ritmo perverso, se deja llevar por una especie de infantil fantasía.
Me imagino que los ganadores deben estar analizando los resultados y entre enhorabuenas y sonrisas, seguro que están acumulando proyectos, reciclando ideas, llevando a cabo alguno de esos “brainstormings” que siempre anticipan algo grande, por lo menos en las pelis, o simplemente haciendo un examen de conciencia, porque una mayoría absoluta es un tesoro, una joya inmensa, un arma formidable, un cheque en blanco, un nosequé, un queseyó… pero mal administrada puede llegar a ser… un verdadero ñosclo.
Por otra parte, –sigo fantaseando- los que han conseguido un nivel menor de representación en la asamblea no deben estar cabreados, sino ilusionados y felices. Tienen una ocasión excelente por demostrar que, aunque sean pocos, son talentosos, bienintencionados, despiertos y con una voluntad de hierro ante las pruebas que esta legislatura les va a ofrecer.
¡Ayyyyyyy! Como dijo Rosarillo Flores: ¡Que bonito sería!
Una vez de regreso en la segunda pieza más noble de mi residencia –la primera es el laboratorio- me vuelvo a arrellanar en el sofá que, bien por su propia idiosincrasia, o bien por que en mi casa, de momento, no hay “poltergeists” conocidos ni identificados, no se ha movido de su sitio.
Termino la sin alcohol. ¡Anda que si fuera viernes me iba a tomar yo una mierda de éstas!
Justo en este momento, la imagen que aparece en la pantalla de mi vieja “Samsung”, nos concede a los Bueno-Ruiz una nueva excusa para el intercambio creativo de ideas post-electorales. Ruiz Gallardón se está dirigiendo a los madrileños y por ende, al resto de los españoles. La polémica salta en casa tras una apreciación mía, quizá arriesgada y desde luego, absolutamente personal.
-Virgi, ¿no te da la sensación de que este muchacho está un poquillo “alpistelado”?
No utilizo un tono reprobatorio y/o acusador, sino más bien sorprendido y/o divertido. El Alcalde de la Villa suele pronunciar las eses como nadie y hoy lo encuentro un poco patoso. De las erres ya ni te cuento.
-Pedro, ¡estas chalado! ¿Cómo va a haber bebido este hombre?
La verdad es que si soy yo el que saca esa burrada de votos me tienen que recoger con angarillas. Pero al parecer, al parecer de mi interlocutora, se entiende, lo de Gallardón debe ser la emoción, la dicha, el regocijo… Dejo la polémica aparcada por el momento.
Me recluyo entonces en la intimidad de mis pensamientos y vuelvo a Melilla.
Compongo mentalmente la Asamblea.
Cojo una aceituna “sin hueso”. Tiene hueso. Su puta madre.
Dejo entonces volar mi imaginación.
Y sueño.
Los veo trabajando por un futuro mejor.
Con valor, con fuerza, como a poderosos elefantes defendiendo la manada.
 Sé de qué son capaces. A muchos los conozco y los considero poseedores de una enorme valía personal y profesional. Los hay, incluso a quienes considero además, buenos amigos.
Si cierro los ojos y me concentro, casi puedo ver sus caras. Se me figuran en el momento solemne de empeñar su palabra ante la sacrosanta presencia de las urnas y me resigno a creer que en sus promesas aparezca veladamente la condición del triunfo como único acicate para desempeñar con ganas y arrestos su público compromiso. Definitivamente, no los creo, ni a unos ni a otros,  capaces de dejar de lado sus principios simplemente porque han ganado más que nadie, porque no han ganado tanto, porque han ganado poco o porque no están  ni siquiera a la vista del pelotón.  
En el desempeño de la noble función para la que ellos solitos se presentaron, todos, unos y otros, son importantes y en cierto modo, imprescindibles. Como en el pelotón, cada uno ha de hacer lo posible para que la carrera luzca. Como en la manada, si un elefante se raja o no colabora con el grupo, el pequeño Dumbo corre el riesgo de perder las dos orejas y, a lo peor, hasta el rabo.
Si, Rosarillo. Sería bonito. Sobre todo, porque, como dice un sabio proverbio africano: Cuando dos elefantes se pelean, quien sale perdiendo es la hierba.

5 comentarios:

  1. Hola Pedro, que placer me produce empezar el día leyendo estos divertidos y geniales relatos tuyos. Cada día me doy más cuenta de que el agua bendita que recibieras aquel día te empapó de arte y salero. Un abrazo

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  2. Ainssss!!! Pedro, piensalo con calma, tienes cuatro años por delante y creo que lo que ahora es una Utopía, podría llegar a ser posible contigo al mando ¿Qué? ¿lo estudiarás por lo menos?, jajaja.

    Rosa Mª López Morales.

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  3. MAgustao, magustao, pero de verdad, ¿no tienes la impresión de que no ha cambiado nada? ¿de que los mamones estos siguen con las mismas chorradas que antes del 15M? ¿de que los discursos son los mismos? Ojalá reaccionaran, pero no lo creo. Lástima.

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  4. ...por eso como siempre aceitunas con hueso........ Genial, Pedro!

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  5. Veinte años sin saber de ti, y resulta que no has cambiado nada,ni has encontrado el tornillo que te faltaba. Besos

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